14 jul 2010

La llave de ese corazón...

Desde un punto de vista lejano siempre se ven mejor las cosas, haciendo las veces de observador es mucho más fácil encontrar los errores, es como cuando los narradores de fútbol critican el trabajo del jugador, sé que les pagan para hablar tonterías pero me encantaría verlos jugar a ellos..

observo atentamente a las mujeres en busca de respuestas, quisiera saber lo que piensan y más aún el por qué piensan así. La verdad he llegado a más preguntas que conclusiones por ejemplo. ¿Le tienen miedo al baño? ¿Qué tienen los hombres mayores que les gusta tanto? ¿Por qué se dan tantos detalles de sus relaciones? ¿Por qué demonios prefieren a Edward y no a Jacob?...  Como siempre, no generalizo pero saben que muchas de ustedes coinciden con todo eso.

Me cuesta comprender lo que buscan en un hombre, creo que para eso simplemente no hay respuesta, cada quien con sus gustos, no?... Cuando tenga ese conocimiento se los haré llegar. Hoy les voy a dar el secreto más básico de los hombres, el motivo de nuestra búsqueda constante, la llave de esa cárcel en la que estamos dispuestos a entrar, lo que realmente queremos de una mujer.

Señoritas es tan fácil que no lo ven... Todos tenemos dentro de nosotros un poco de luz y oscuridad, de locura y cordura, algunos ángeles y demonios... digamos la parte buena y la parte mala... pues, todo se trata de conseguir ese equilibrio, si lo hacen les aseguro que tendrán éxito.

Ningún hombre quiere una diabla por novia, no podría presentársela a su mamá, tampoco queremos a una mojigata angelical porque no podríamos presentársela a nuestros amigos, queremos que tengan el carácter suficiente para decirnos lo que piensan en nuestra cara pero a la vez la dulzura de sus caricias, que se valgan por si solas siendo independientes y al mismo tiempo que nos consideren su mano derecha. En conclusión si logran mantener un sano equilibrio y consiguen entablar buenas relaciones entre el angelito de su hombro izquierdo y el diablito del derecho, les aseguro que tendrán en sus manos las llaves del corazón de aquel que se propongan... o al menos eso creo...

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